El apoyo al talento local empieza en casa y en nuestra mesa. El desarrollo de los emprendimientos colombianos va de la mano de cada uno de nosotros como compradores y voceros de sus productos.
Desde una vajilla de la gran artista Ana Mercedes Hoyos hasta los individuales y servilleteros de Beatriz una artesana con manos mágicas de Usiacurí, Atlántico, mis mesas siempre se visten de Colombia.
Para mí ha sido un placer tener piezas colombianas en mis mesas. Son tesoros que hacen la diferencia no solo por su rol en la decoración, sino por los artesanos que están a cargo de su creación.
Y a esto se suma el trabajo de los floricultores locales que son los responsables de la magia que sus flores crean en cada uno de mis arreglos para los centros de mesa.
En mis mesas encuentro la oportunidad de mostrar piezas originales y además la posibilidad de establecer nuevos vínculos con artesanos maravillosos y emprendedores que se conectan con mi estética para decorar.
Resalto entre muchas piezas que me encantan las vajillas pintadas y hechas a mano de Carmen de Viboral, elaboradas por mujeres y hombres de esa región. También las colaboraciones de marcas como Corona con grandes artistas como el pintor y escultor Pedro Ruiz, con su vajilla inspirada en las aves de Colombia, que nos dejó a todos sin aliento.
Cabe sumar a este recuento los platos bases y canastos en palma de seje de Ayapel, Córdoba. Además, los servilleteros de Galapa, Atlántico, tallados a mano por artesanos del municipio. Y, por supuesto, las vajillas en barro de La Chamba,Tolima, que se elaboran con tres clases de arcilla para conservar mejor los alimentos y lucir divinas en la mesa.
Así que apoyar a los emprendimientos y marcas locales además de brindarme una inmensa alegría se ha convertido en una causa a la que vale la pena sumarse. Cuando fortalecemos la industria nacional generamos desarrollo económico y damos una mano a los maestros artesanos que entregan todo su talento para crear piezas espectaculares que siempre resaltarán en nuestra mesa.